El Mercedes GLC 220 es un coche ambicioso, pero no exigente en cuanto a tamaño y consumo.

Es un coche que, en su versión diésel, ‘bebe’ razonablemente, sin perder un ápice de aceleración, y replica a la perfección el refinamiento premium de Mercedes para el interior, para que todos los viajes sean de un confort de alta gama. Se erige, por tanto, como un justo compromiso entre los desplazamientos urbanos y extraurbanos.

En las ideas de la compañía, el SUV ocupa el segmento que antes ocupaba el GLK, más cuadrado y masivo. La G significa “Gelandewagen” (vehículo todoterreno), la L recuerda la palabra lujo y la C se eligió porque, por segmento, el GLC se hace eco del posicionamiento de la histórica Clase C.

El diseño del coche ha ayudado mucho al departamento de consumo de combustible, también gracias al uso de aluminio para la carrocería y la mecánica, que ha reducido el peso de la estructura en 80 Kg, y esto confiere al coche un rendimiento notable en términos de consumo de combustible y prestaciones, ayudado por la caja de cambios automática de nueve velocidades, que funciona sin tirones y mantiene las revoluciones del motor bajas, creando un ambiente poco ruidoso durante la conducción. A ello se suman llantas de aleación de 17 pulgadas, control de crucero, asistencia a distancia y siete airbags, junto con una dirección de relación variable precisa y ligera que se vuelve más directa en curvas cerradas.

El coche ha recibido cinco estrellas en las pruebas de seguridad de Euro NCAP, pero esto no quiere decir que la vista no esté también satisfecha: una de las prerrogativas del rumbo de Mercedes en los últimos años es una experiencia de conducción premium que sea también cautivadora, y el interior es elegante y envolvente, con un compartimento que en su máximo puede albergar 1.560 litros, que sin abatir los asientos es de 530-560 litros.

El heredero del GLK es un coche de gama alta agresivo al que le gusta que le miren, que declara 18 km/litro en ciudad y 21 fuera de ella (variando incluso hasta los 15 km/litro, dependiendo de cómo se conduzca) y es un coche que no teme enfrentarse a rutas más duras o al tráfico urbano

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